Hay muchos tipos de amor, no solamente existe el amor romántico. Ese tipo
de amor, el romántico, parece ser que me fue negado. En cambio, hay otro tipo
de amor que llena mi vida, que me la alegra, me anima, me hace reír, me calma, me
sostiene y me levanta cuando me hundo. Es el amor de mis amigas.
Soy tremendamente afortunada por haber sido bendecida con la amistad de
unas mujeres tan maravillosas. Todas en algún punto tan diferentes y todas en algún
punto tan similares. Miro atrás y en cada momento especial de mi vida ellas
estuvieron a mi lado. En los buenos momentos disfrutamos juntas y en los malos
supieron estar ahí para no dejarme caer o para curar mis alas rotas (o mi corazón
hecho trizas por un hombre).
Luchadoras, valientes, comprometidas,
inteligentes, especiales y hermosas. Todas y cada una de ellas son así. Quizás
no sepan cuánto bien traen a mi vida y quizás tampoco sepan lo orgullosa que
estoy de ellas.
En los días oscuros ellas son mi luz, en los días fríos ellas son el rayito
de sol que me calienta, en los días abrasadores ellas son mi brisa, en los días
lluviosos ellas son mi paraguas, en los días de tormenta ellas son mi refugio y
en mi primavera son mis flores. Sin ellas estaría perdida, sin rumbo por este mundo
cruel y atroz.
Vosotras sabéis todo de mí, mis gustos y aficiones, mi personalidad, mi forma
de ser, mi forma de sentir y amar. Sabéis perfectamente como soy y seguís
estando a mi lado. Porque quisisteis conocerme, sin prejuicios. Gracias por
quererme con mis virtudes y con mis numerosos defectos, en definitiva por
quererme tal como soy.