lunes, 15 de julio de 2013

QUINTO CAPÍTULO DE MI LIBRO

Saber que el padre de mi novio era el hombre que le rompió el corazón a mi madre no era algo deseable. Cuando miraba a Teo recordaba a su padre y todo lo mal que mi madre lo había pasado como consecuencia de su silencio y  sus temores.
Eso me hizo estar un poco rara con mi chico tras la vuelta de Canarias. Teo notó que me pasaba algo y tras preguntármelo varias veces y obtener un nada por respuesta pensó que se debía a que hacía más de un mes que no veía a mi madre y a mi hermano. Así que me propuso que el siguiente viaje sería pronto y a mi pueblo o a Sevilla, dependiendo del trabajo de mi madre.  Lo cierto es que a mi me hizo ilusión, porque es verdad que tenía ganas de ver a mi familia y también porque quería que conocieran a Teo. Claro que entonces me di cuenta que quizá no era la mejor idea.
Mi madre probablemente no querría a Teo en casa, por lo menos aún, ya que nuestra relación  era de poco tiempo todavía.  Además estaba el asunto de que Teo es canario y mi madre eso no lo llevaba bien. Fue entonces cuando me vino a la cabeza un pensamiento. ¿Y si mi madre sabía quién era Teo prácticamente desde el principio cuando le hablé de él? ¿Lo sabría también su amiga María cuando me dijo que era todo mucha coincidencia?
No pude parar de pensar en esas preguntas durante todo el día. En clase apenas había prestado atención, no hacía otra cosas que buscar respuestas y lo único que obtenía eran más dudas. Teo seguramente no tendría mucha idea y mi madre y sus amigas no soltarían nada al respecto. No obstante, la única vía que me quedaba era intentar averiguar algo preguntándole a mi novio y, sobre todo, a través de mi suegro. No tenía tiempo que perder, así que esa misma noche durante la cena, en mi piso, comencé mi “interrogatorio” a Teo.
-Honey, ¿no te preguntas a veces el número de amores que ha tenido tu padre? Yo si pienso muchas veces en la cantidad de chicos de los que mi madre se habría enamorado. Sé que es quizá una tontería, pero me gustaría saberlo.
-Bueno, la verdad es que si, que estaría bien saberlo. Yo desde luego aparte de mi madre y la pobre de su mujer no le he conocido a mi padre otra relación.  Probablemente tuvo alguna novieta antes que mi madre pero no las conozco.
-Mi madre más que novios formales tuvo varios rollos. Al menos, antes de casarse con mi padre, tuvo algo con tres chicos y estuvo profundamente enamorada de otro, uno al que yo creo que no ha podido olvidar nunca.
-Si, yo también he oído hablar a mi padre de una chica muy especial por la que sentía algo y con la que nunca pudo iniciar nada debido a diversas circunstancias ajenas a su voluntad. A veces pienso que yo fui una de esas circunstancias.
-Anda ya, qué vas a tener tu culpa, cariño. Entre dos personas hay diversas situaciones que pueden impedir, condicionar o dificultar una relación, no tiene por qué ser únicamente la existencia de un hijo.
-Pues ojalá sea como dices y yo no influyera en nada. De todas formas, estoy seguro de que mi madre si que tuvo algo que ver. Parecía no querer dejar escapar a mi padre a toda costa, lo controlaba, vigilaba sus amigos y también sus contactos de las redes sociales. Era tremendamente celosa. Yo creo que nunca terminó de fiarse de mi padre y eso fue en parte debido a que quizá él todavía tenía en la cabeza a esa chica especial.  Pero fíjate que fue ella quién rompió la relación abandonando a mi padre cuando yo sólo tenía seis meses.
Bien, todo apuntaba a que mamá y Diego se conocían desde antes de que los padres de Teo estuvieran juntos y probablemente ambos siguieron en contacto tras la ruptura de mi suegros. Por tanto, mi madre tenía que saber acerca de la existencia de su hijo.  Pero ¿sabía mamá que Teo era ese hijo? ¿Sabía ella que mi novio era el hijo del hombre de su vida? La respuestas a estas preguntas supuse que era un quizá. Mi madre no sabía el nombre de los padres de Teo, ni el de sus hermanos. No le había contado nada al respecto. Lo único que conocía eran sus circunstancias familiares, su ciudad de origen y su edad. Si, los datos suficientes no como para afirmar, pero si para sospechar.
Sólo tenía que investigar, ir a casa, buscar en los recuerdos de juventud que mi madre guardaba en el desván; fotos, cartas, e-mails impresos…, ect. Todo eso podría ayudarme a encontrar la verdad. Hallar los documentos que confirmen mis ideas. El problema iba a ser mi madre, pues si se figura que Teo es hijo del que fue su amado estaría detrás de mi a todas horas y a cualquier parte.
--------------------
El segundo cuatrimestre iba avanzando poco a poco y, aunque todavía quedaban algo más de dos meses para los exámenes, ya había comenzado el trabajo duro. Sin embargo, yo vivía otra, más particular, cuenta atrás. Era martes, once de marzo, y el fin de semana próximo iría a mi pueblo aprovechando que el sábado había fiesta en la localidad. Teo al final no pudo venir porque tenía que hacer un trabajo de una asignatura optativa, en la que yo no me matriculé. 
Esa semana fue frenética; estaba alterada y me costaba conciliar el sueño de los nervios. Iba a averiguar más datos sobre mi madre y mi suegro y me aterraba lo que pudiera encontrar. Los días pasaron algo deprisa, o al menos esa es la sensanción que tuve.
El jueves por la noche hice la maleta y las dejé totalmente preparada para el día siguiente, ya que la tenía que llevar a la facultad para salir pitando de allí tras las primera clase. El autobús salía a las doce; por delante tenía seis horas maravillosas de viaje.
-Cariño, estás muy nerviosa. Sé que te hacía ilusión que fuera contigo, pero no te preocupes, volverás pronto y esa vez si que iremos juntos.
-(Sonrisa). Lo sé, pero es inevitable esta sensación, hace mes y medio que no veo a mi familia. Son las típicas mariposillas en el estógmago.
-Umm… Pensé que sólo las tenías conmigo (pone cara triste de broma).
-Las mariposillas que tu me provocas son diferentes.
-Tontina…
Entoces acercamos nuestros labios, nos besamos; un beso tierno y dulce, un beso de amor, de auténtico amor.
-Otro punto negativo de que no vayas es la decepción que se ha llevado mi hermano. Estaba deseando conocerte.
-¡Bueno! ¡Al menos ya tengo en el bote a un miembro de la familia!
-En cuanto te conozcan los tendrás a todos. Probablemente el más duro sea mi padre, bueno, técnicamente mi ex padrastro. Pero vamos, nada de lo que preocuparse. Lo único que sucede es que los padres son muy protectores con sus niñas y aunque no es mi padre biológico él me quiere como a una hija, de hecho, su única hija.
-¿Tu padre tiene más hijos aparte de ti y de tu hermano?
-Si, tiene dos hijos más. No hablo de ellos como mis hermanos y no sé por qué, imagino que porque no los tiene con mi madre. Al fin y al cabo, supongo, es porque ese hombre no es mi padre, pese a que yo lo trate como tal.
-¿Nunca te has preguntado quién es tu padre biológico?
-Siempre, desde que supe que el que yo creía que era mi padre no lo es en realidad.
-Imagino que le habrás preguntado a tu madre…
-Claro, pero no me quiere contar nada. Me dice que no sabe exactamente quien es, porque estuvo con dos chicos por la época en la que me concibió y no puede saber con exactitud cuál de los dos es.
-Bueno…podría haberte dado los dos nombres, buscarlos y haceros una prueba de paternidad.
-Ya, eso le dije yo, pero me respondió que era mejor para mí que no revolviera el pasado.
-Pues tienes derecho a saber quién es, cuáles son tus orígenes paternos.
-Lo sé y confío en que algún día me lo revele.
-Aunque a veces es mejor no saber nada.
-Lo dices por tu madre.
-Si (suspiro).
-¿Siguen las cosas tensas entre vosotros?
-Tensas han estado siempre, me abandonó.
-Ya sabes a lo que me refiero.
-Ya…en fin. No asume que yo sigo enfadado, resentido y  dolido y que solamente quiero a mis hermanos. No sé da cuenta que cuanto más me prohiba verlos más me alejo de ella. ¿Para qué quieres saber quién es tu padre? ¿Y si descubres que te abandonó, que dejó tirada a tu madre cuando supo que estaba embarazada?
La cara me cambió totalmente al oir aquellas palabras que se clavaron en mi alma como dagas. Si, era algo que había pensado toda mi vida pero oirlo de su boca me dolió muchísimo.
-¿Qué pasa? Que porque tu madre te abandonó mi padre tuvo que hacer lo mismo conmigo ¿no?
-No he dicho eso.
-Eres incapaz de soportar que los demás tengan las cosas que tu no tienes o no pudiste tener. ¿Es así no?
-Guadalupe, eso me ha herido profundamente.
-Ah, claro, lo que tu me has dicho no me ha dolido nada.
-Lo siento, siento si te he hecho daño, pero es la verdad. Sabes que es un posibilidad con muchas papeletas.
-Mira, no tengo más ganas de hablar. Cuando llegue al pueblo ya veré si te llamo. Buff!!

Me monté en el autobús sin darle un  beso, sin despedirnos. Ni qué decir tiene que no tardé más de quince minutos en llamarlo y volver a hablarle. Al fin y al cabo sé que lo hizo por mi bien. Únicamente quería protegerme, para que, llegado el día, no me llevara una decepción. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario