El viaje no se me hizo tan largo como pensaba. Llevaba un libro y me
compré también una revista en el kiosko de la estación, además Teo me llamó
tres veces y yo lo llamé a él otras dos. No teníamos muchas cosas que
contarnos, la mayoría eran bromas, tonterías que se nos ocurrían, pero me
ayudaron a hacer el trayecto más llevadero.
Llegué a Zafra a las seis de la tarde. Allí me estaba esperando mi
padre (ex padrastro) con el coche. Me llevé una gran sorpresa. No esperaba que
fuera él quien me recogiera; supuestamente iba a ir mi madre.
-¿Qué pasa mi chiquitina? ¿Cómo estás?
-¡Ay papá! No me llames así.
-Es que por mucho que crezcas siempre vas a ser mi chiquitina (me dio
un abrazo enorme).
-No pensaba que vinieras tu a por mi. Creí que venía mamá.
-Si, ella iba a venir, pero ha tenido que salir más tarde de Sevilla,
por el trabajo, ya sabes, y no le daba tiempo de llegar.
-Gracias por recogerme, papá. Si no a saber cuánto tiempo tendría que
haber esperado.
-No tienes que dármelas. Lo hago encantado. Además, estaba deseando
verte. Te echo mucho de menos.
-Yo también a ti, papá.
Metimos la maleta y el portátil en el coche y nos fuimos a tomar algo. Pensé
que a lo mejor él sabía algo sobre el padre de Teo y aquella ocasión era idónea
para intentar averiguarlo. Entramos en un pub y pedimos al camarero un par de
cervezas, la suya sin alcohol.
-Qué cambiada estás. Hace poco más de dos meses que no te veo, pero te
veo diferente, no sé, más mayor.
-¿Me ves más vieja?
-Cariño, no más vieja, sino más adulta, menos adolescente.
-Bueno papá, es que ya voy dejando atrás esas edades. Además…
-Te has enamorado.
-Si… (me sonrojé, algo asombrada por que mi padre lo supiera).
-Algo me ha contado tu madre. Por lo visto es un chico de Canarias.
-Vaya, te tiene bien informado. Se nota que es periodista.
-Jajaja. Ya conoces a tu madre. Espero que ese chico te trate bien.
-Es fantástico papá. Me quiere, me cuida…Bueno, nos cuidamos
mutuamente.
-Eso está bien, los dos miembros de una pareja tienen que mirar el uno
por el otro.
-Pensé que no te iba a hacer gracia.
-A ningún padre le hace gracia que su niña deje de ser su pequeñina.
-Papá…
-Pero bueno, entiendo que ya no eres una niña y que tu corazón siente
ya como el de una mujer.
-¡Oh papá!
Le di un abrazo y un beso, porque me emocionaron mucho aquellas
palabras. Me di cuenta que pese a no ser mi padre biológico me quería
muchísimo. Realmente fue él quien me crió, quien me cuidó, quien me educó junto
con mi madre. Él había sido verdaderamente mi padre, es mi padre.
-Bueno, también me refería con lo de no hacerte gracia al hecho de que
sea canario.
-¿Y qué pasa con los canarios? Yo no tengo nada en su contra.
-¿No? Es que… no sé. A mamá eso no le gustó, ni a sus amigas María y
Estefanía.
-Bueno, eso no me pilla de sorpresa.
-¿Por qué?
-Porque tu madre estuvo muy enamorada de un chico de allí. Y cuando
digo muy enamorada me refiero a enamoradísima. Cuando yo la conocí hacía casi
seis años que estaba enamorada de él.
-¿En serio?
-Y tanto. Él al principio sólo la veía como amiga, pero justo al poco
de conocernos tu madre y yo parece que él la empezó a verla diferente.
-Y tu ya querías a mamá.
-Si, lo que pasa es que me lo negaba a mi mismo, ya sabes, lo típico de
“no quiero nada serio, no quiero comprometerme, estoy muy bien soltero”.
-¿Y qué pasó con mamá y ese canario?
-Pues la verdad es que nunca me he enterado bien de ello. Tu madre
acabó la carrera y ese verano fue un poco de tira y afloja. Después, yo me
quedé en el pueblo, ella se fue a Madrid a estudiar un máster… Recuerdo que los
dos primeros meses de estar ella allí fui a verla en tres ocasiones, pero la
cosa se enfrió. Lo siguiente que supe es que te tuvo a ti. Y lo supe cuando
tenías casi un año y medio.
-Vaya, supongo que te quedarías de piedra…
-Lo cierto es que sí, porque yo no había dejado de sentir algo y ella
ponía todos los medios para evitar, siento si te va a doler lo que voy a decir,
quedarse embarazada.
-Bueno, es algo que ya me figuraba.
-Pero estoy seguro de que tu madre te quiso desde el primer instante en
el que supo que te llevaba en su vientre. Eso si me lo dijo. Jamás, jamás,
pensó en interrumpir su embarazo.
-No pongo en duda eso. Muchas mujeres se quedan embarazadas sin
desearlo pero afrontan su maternidad y adoran a su bebé en cuanto la analítica
da positivo. No la juzgo, porque creo que le puede pasar a cualquier mujer que
mantenga relaciones.
-En cuanto a eso… Teo y tu…Espero que…
-¡Ay papá! ¡No pienso hablar de eso contigo!
-¿Por qué no? Soy abierto de mente.
-Pero eres mi padre.
-Bueno, sólo digo que tienes que acabar tus estudios. No quiero ser
abuelo tan pronto.
-Puedes estar tranquilo, te lo aseguro.
No me gustaba para nada hablar de mi vida sexual con mi padre. Vamos,
como a ninguna hija normal. Pero la conversación en general me reportó mucha
información. En resumidas cuentas, mi
padre, mi ex padrastro técnicamente, ya conocía a mi madre antes de que ella me
tuviera, la conoció estando ya enamorada del padre de Teo. Y supo también que
él llegó a corresponderla. Mi madre estuvo un año en Madrid, estudiando un
máster, pero… ¿Y el otro año que perdió un poco el contacto con mi padrastro?
Fue el año en el que yo nací, el de mis primeros meses de vida. ¿Dónde estuvo
mi madre y qué hizo? Estaba deseando llegar al pueblo. Mi madre no me iba a
decir nada, pero tal vez mis abuelos si. Ellos tendrían que saber dónde estuvo
su hija con su nieta pequeña.
Cuando llegamos a Llerena mi madre se paró a hablar con mi padre diez
minutos y lo invitó a ir el sábado a pasar el día con nosotros a nuestra casa. Le dijo que se quedara a dormir también. Al
fin y al cabo era el padre de mi hermano, era el único que yo conocía y, a
pesar de no estar juntos, entre ellos seguía existiendo una gran amistad. Él
aceptó encantado.
Nos despedimos mientras veía como mi padre se iba solo a casa de sus
padres, bueno, mis abuelos. No voy a
ocultar que me daba mucha pena, pero el hecho de saber que el día siguiente
estaría con nosotros todo el tiempo me ayudó a disminuir mi tristeza. Además,
estaba deseando llegar a casa, meterme en mi cuarto y llamar a Teo.
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-¡Teo, cariño! Por fin estoy en casa.
-Llegaste bien ¿no?
-Si. Allí me estaba esperando mi padre.
-¿Tu padre?
-Si, porque mi madre había tenido que salir de Sevilla algo más tarde
por el trabajo y no le daba tiempo de llegar. Bueno, aprovechamos para pasar un
rato juntos.
-Eso está bien.
-Si, y mañana lo veré otra vez. Viene a pasar todo el día con nosotros.
-Vaya, eso es genial.
-No deja de ser el padre de mi hermano.
-Claro. Por cierto, ¿sabes qué?
-¿Qué?
-Que te echo mucho de menos.
-¡Pero si sólo hace ocho horas que no estás conmigo!
-Pues para mi son como ochenta años.
-¡Anda ya! No me seas exagerado.
-¿Tu no me echas de menos?
-Pues claro que si, idiota. Pero se me pasa cuando pienso que sólo
vamos a estar separados cuarenta y ocho horas.
-Está bien, tienes razón. Sólo serán dos días.
-Bueno nene, te dejo, que tengo que cenar y ducharme rápido, que esta
noche salgo a tomar una copa.
-¡Vaya con la señorita! En cuanto se deshace de mi ya se va de marcha.
-¿No confías en mi? ¿Eres de esos chicos celosos que no quieren que su
novia salga cuando él no sale?
-Guadalupe, ¡era broma! No soy quien para decirte lo que debes o no
debes hacer. Sólo soy un chico que te ha dado su corazón.
-Y yo a ti el mío, no lo olvides tampoco. Que lo mismo que yo puedo
hacer de las mías en mi pueblo tu también puedes irte con otra en Madrid.
-Sabes que no lo haría. No voy a encontrar otra mejor que tu. Te
quiero.
-Yo a ti también.
-Hablamos mañana.
-Si hasta mañana. Ciao.
-Adios.
En cuanto colgué fui a mi cajonera a por toallas y salí disparada hacia
el baño para ducharme. Sé que había venido para pasar tiempo con mi familia,
pero también hacía mucho tiempo que no veía a mis amigas. Granada era más que
una amiga, era hija de una prima tercera de mi madre. Es un año más pequeña que
yo, al igual que Lola, que también era hija de una prima segunda de mi madre.
La tercera de nuestro cuarteto particular es Aurkene, la hija de Alazne, una de
las mejores amigas de mi madre.
Como siempre quedábamos en casa de Aurkene y, a conciencia, me presenté
diez minutos antes de la hora. Ninguna de las otras había llegado y Aurkene no
estaba lista todavía, así que me senté en el sofá con Alazne. Quizá ella
pudiera contarme algo más sobre mi suegro. Por suerte, fue ella quien me sacó
la conversación de Teo, porque lo cierto es que yo no sabía como empezar.
-Guadalupe, me ha dicho Aurkene que estás con un chico allí en Madrid.
-¡Vaya con la lenguarona! (en tono de broma). Si, se llama Teo.
-Por lo visto es de Canarias.
-Si. Parece ser que en eso he salido a mi madre. –Si, quería ver su
reacción y por la cara que puso fue de sorpresa.
-Veo que te has enterado de eso. Pensé que tu madre no quería hablar
del tema.
-Bueno, al final me lo ha contado. Creo que tengo ya una edad como para
no escandalizarme.
-Supongo que si.
-Estaba realmente enamorada. Así que si tu estás solamente la mitad de
lo que lo estaba ella seguro que eres muy feliz.
-No sé lo muy enamorada que estaba mi madre, pero yo te puedo asegurar
que lo estoy mucho (no podía estar más colorada).
-Me alegro entonces.
-¿Se siguen hablando mamá y ese chico canario?
-No, creo que no. Al menos ella hace años que no nos habla de él. No
comenta que hayan contactado.
-¿Y por qué perdieron el contacto?
-Pues realmente no lo sé… Tu madre empezó a trabajar, estaba sola
contigo…ya sabes. Luego tu madre cambió de número… Así que si él quiso
contactar con ella no pudo.
-¿Y las redes sociales?
-La muy tonta de tu madre se borró las cuentas.
-Y ahora, ¿no se acuerda de los apellidos?
-Si, claro que si. Pero supongo que no se atreve a buscarlo.
-Pues yo creo que debería hacerlo. Y… ¿si está divorciado? O… ¿y si
está viudo?
-No digas eso, pobre chica.
-Bueno, es que no sabemos nada. Todo puede haber ocurrido.
-Efectivamente, tu lo has dicho. Puede haber ocurrido todo. Como por
ejemplo que hayan formado una familia numerosa y sean muy felices.
-Si, eso también es verdad. Pero me da a mi que no. Tengo la corazonada
de que es un hombre libre.
-Lo que te pareces a tu madre. Ella a tu edad era igual de romántica.
-¿No sabes cuánto tiempo hace que no se hablan?
-Pues… prácticamente creo que al poco de nacer tu.
-¿Él me conoció?
-Si, estuvo en el hospital con tu madre cuando naciste.
Un momento. ¿Qué? ¡Mi suegro estuvo el parto de mi madre, estuvo en mi
alumbramiento! Tuvo que ser alguien muy importante en su vida, porque en ese
momento tan especial no está cualquiera.
-La apoyó en un momento tan especial para ella.
-Si, estuvo pendiente de ella durante todo el embarazo.
Oh Dios mío. No podía creerlo. Ese hombre había estado en mi vida desde
que era un feto. Y probablemente Teo también. ¿Era el destino?
-Pues también tenía que quererla mucho.
-Si. Se querían muchísimo. No he visto nunca a dos tan enamorados.
-Entonces…¿qué pasó?
-¿No me habías dicho que te lo había contado tu madre?
-Bueno, me contó algo…
-Guadalupe, has querido sacarme información con mentiras. Veo que estás
aprendiendo mucho en la facultad.
Puse cara de enfado, porque no me gustó eso que dijo de la profesión
periodística, y me disculpé. Aunque realmente no lo sentía, porque fui con toda
la intención desde el principio.
En ese momento bajó Aurkene, que estaba deslumbrante, y llegaron
Granada y Lola, guapísimas también. Justo a tiempo. Nos despedimos de Alazne y
nos fuimos al pub. Por el camino no dejé de pensar en la información que había obtenido. Me conocía, Diego me conocía. De
mucho antes de mi visita a La Palma. Por eso tuvo esa conversación con Óscar.
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